Memoria explicativa.

Sospechosos bajo el telón nace de mi devoción por un género, el cine negro, puro o prostituido. Nace de Alfred Hitchcock y de La Ventana Indiscreta. Nace del universo del crimen, de los asesinos de método y de la maldad pura, esa en donde no existe la culpa, esa que vista tras el ojo de la cámara se vuelve irresistible, deliciosa, incluso adquiere el poder de recurso narrativo y hasta estético. Lo que realmente me interesaba era el relato de un crimen posmoderno. Un baile mortal entre el mal y el mal.

La idea de aquel plano me fascinada; una cámara que muestra al espectador lo que está pasando en el interior y al mismo tiempo lo que ocurre en el exterior a través de una indiscreta ventana. La cámara como otro personaje más, uno muy cotilla, que se moviera por el decorado como pareja de baile de los personajes... a ritmo de Jazz. He de confesar que la forma, es sin duda, la semilla de Sospechosos bajo el telón.

También nace, irremediablemente, de una obsesión, mi inagotable admiración por las villanas/heroínas del cine, nace de la Scarlett O"Hara de Vivien Leigh, de la malvada Bruja Del Este de Margaret Hamilton, de la Catherine Tramell de Sharon Stone y por supuesto de las encantadoras hermanas Brewster de Arsénico por compasión. Nace de Norman Bates y de Jack el destripador. A mi psicópata ya lo tenía, Armando, el asesino de le peonza, había pasado mucho tiempo construyendo al asesino perfecto, el crimen perfecto. En Sospechosos... cometerá errores.

-Si no hubiera sido escritora hubiera sido asesina. Solo hay tres cosas que me importan en la vida: la literatura, el crimen y el éxito. De esta frase que guardaba en un viejo cuaderno nació Aurora Harrington, la protagonista de Sospechosos... una novelista fracasada, ávida de un Pulitzer y en plena crisis creativa.

De pequeño pasaba el veinticinco de navidad con mi familia viendo viejas obras de teatro de Lina Morgan: El último tranvía, Vaya par de gemelas, Celeste no es un color. El mundo de la revista y el universo vedette aparece en el metraje como la ficción dentro de la ficción, el cine dentro del cine.
Sospechosos bajo el telón es una comedia negra, una coreografía peligrosamente artística en tecnicolor.